La Carbonera se ha convertido con los años en toda una fiesta para los vecinos de Forallac y del resto de las regiones. Lo que comenzó en un primer momento siendo una actividad de marcado carácter pedagógico y antropológico, a la vez que lúdico, se ha convertido en uno de los actos festivos y culturales más singulares del municipio. En un principio, sin embargo, esta popular fiesta no se hizo en Forallac.
Sus promotores fueron los emprendedores miembros de la asociación Amigos de las Gavarres, precursores de la conservación y la re valorización del patrimonio del macizo, que en 1993 animaron dos ex carboneros, Lluís Pla y en Simon Cruanyes, por encender una carbonera en el mas Baulida, en Sant Sadurní de l'Heura, junto al camino de los Médicos. La experiencia nació con el objetivo de que la gente interesada en la vida en el macizo de las Gavarres pudiera ver cómo se elaboraba carbón vegetal hasta hace poco, justo cuando su explotación dejó de ser rentable a consecuencia de las nuevas formas de energía que fueron surgiendo. También pretendía ser un pequeño homenaje a todo esa gente que con su trabajo y sacrificio forman parte de nuestra historia colectiva.
El escenario de esta exitosa fiesta, que desde un primer momento atrajo numerosos visitantes, fue cambiando hasta que en 1996 se empezó a hacer en Forallac, en el paraje conocido como el Sobellàs, de San Clemente de Peralta , una de las últimas plazas carboneras del macizo. Desde un primer momento, los responsables de la organización de la carbonera han sido la Asociación de Amigos del Cau los Pinos, de San Clemente y Santa Susanna de Peralta, que han contado con el apoyo del Ayuntamiento.
La pila se enciende en octubre -durante la primera y la segunda semana, generalmente- y a lo largo de estos días siempre hay un carbonero día y noche, que vela para que la combustión sea la correcta. Los carboneros, sin embargo, pasan pocas horas solos. Durante el día se acercan muchas personas y grupos escolares, y por la noche también hay bastante ambiente. Incluso hay gente que decide acampar y pasar la noche junto a la pila. También hay que decir que hay quien aprovecha la excusa para comer y hacer xefla en un entorno natural privilegiado.
Durante estos días, además, se organizan actos paralelos, vinculados con la difusión del patrimonio natural, patrimonial y humano, del macizo de las Gavarres. Todo ello convierte estos días el Sobellàs en el epicentro de la actividad lúdica y cultural del municipio, y en uno de los lugares de la comarca más concurridos.