El poblamiento del término está formado por un conjunto disperso de masías, algunos de ellas reconvertidos en segundas residencias. Tradicionalmente, la población ha vivido del cultivo del campo.
En tierras de Santa Susanna se han encontrado restos de un horno que se considera pre-romano -ibèric- por los escasos jirones de barro que, muy troceados y erosionados, se han encontrado en el borde. Actualmente, estos restos, que se encuentran a poca distancia de Can Serra, cerca de una cantera en desuso, están prácticamente destruidas.
En los campos y bosques cercanos al castillo se han encontrado fragmentos de tejas de tipo romano y de cerámica íbero -románica. La dispersión y la poca abundancia de estos hallazgos superficiales, esporádicos, no permiten localizar, ni de forma aproximada, el lugar o los lugares donde se asentó el poblamiento antiguo.
La iglesia de Santa Susanna de Peralta se encuentra unos 200 metros al norte del castillo, en un hondonada a orillas del margen derecho del arroyo de Peralta. Es un pequeño templo románico, de extraordinaria belleza, que tiene una sola nave con un ábside semicircular que ha sido objeto de notables reformas en los siglos XVII y XVIII. Presenta un buen estado de conservación gracias a la importante restauración que se hizo en los años 1976 y 1977. El ábside es ornamentado con lesenas o fajas lombardas y tiene una ventana de doble bajo y arcos de medio punto.
En el lado norte del templo, junto al extremo de levante de la nave, hay una torre-campanario de planta cuadrada que quedó inacabada o bien se derribó parcialmente. Actualmente sólo queda la parte inferior hasta la altura de la cubierta de la nave. Sobre el muro de levante de esta torre se levantó una espadaña de dos arcos de medio punto sobre pilastras rectangulares, también románico. El interior de la torre campanario se comunica con la nave mediante un arco de medio punto, de época barroca.